lunes, 15 de marzo de 2010

Panorama Formoseño



Los problemas surgidos con el proceso destructivo de colonización que los aborígenes sufrieron y tienen que sufrir hoy en día son muy variados.
La fuente de caza y recolección tradicional, el monte, se ha depredado, por lo cual resulta imposible asegurar el sustento diario basándose exclusivamente en las actividades tradicionales conocidas.
La continua confrontación con los no indígenas, sobre todo a través de la escuela, ha destruido en gran parte las formas de vida tradicionales, con ciertos grados de diferencia.
De este proceso destructivo, cuyo desarrollo no ha concluido aún, han surgido nuevos problemas, cuya solución intentan hallar los recolectores y cazadores, basándose en la recuperación de sus valores culturales y en el reconocimiento por parte de las autoridades de ciertos derechos, hasta hace pocos años impensados.
Wichis, pilagás y tobas han estado y están en Formosa. Casi noventa comunidades resumen toda una historia que aún no ha sido contada y que sigue esperando su t¡empo. Mientras tanto poco a poco y de acuerdo con la situación de cada comunidad y con sus relaciones con el blanco, el aborigen va transformándose e incorporando el otro mundo al suyo propio.

Primero hubo que asumir los aspectos legales planteados y después llegó la Ley Integral del Aborigen, un planteo reivindicatorio y un permanente recordatorio al hombre blanco de que el aborigen existe y que es diferente. Más tarde fue la educación y en muchas comunidades el mejoramiento de servicios.El Instituto de Comunidades Aborígenes que es dirigido por un presidente y por los directores de etnias, quienes son elegidos por sus pares, atiende la problemática relativa a cuestiones sanitarias, de bienestar social, productivas, artesanales y muchas más.

La voz y e! trabajo del aborigen se hicieron sentir siempre. Desde el cultivo en la chacra, el manejo de las redes de pesca, la dura jornada del aserradero y en la tarea silenciosa de los artesanos, ellos han colaborado siempre con su sistema tradicional de economía que indica que no han dejado de ser un pueblo cazador-recolector.
Los aborígenes no han perdido la voz de sus mayores pero ahora saben que el conocimiento es lo que da autoridad. Es probable que ya no invoquen a sus antiguos dioses para renovar sus fuerzas, pero no pueden dejar de pensar que en algún momento llegará Lasagué, el viento de agosto, que como siempre sacudirá las plantas y a los hombres avisándoles que se preparen para el nuevo tiempo de la primavera.
Cuando los códigos y el idioma son comunes la cultura se expande con más facilidad y rápidamente caracteriza a todo un pueblo, pero cuando no es así surgen los fracasos propios de la falta de entendimiento entre los hombres.
En la década de los años 70 nacieron en la provincia las primeras experiencias de enseñanza de la modalidad aborigen, a raíz de las necesidades de comunicación de algunos maestros y ante las dificultades que mostraba la mayoría de los niños aborígenes escolares en las escuelas comunes. Esas prácticas fueron institucionalizadas por el Estado provincial en la década del 80 dentro de un régimen especial, mediante un proyecto de reforma de la currícula escolar por el cual se comenzó a formar a auxiliares aborígenes y se trabajó con firmeza en la capacitación de los docentes.

Actualmente casi ochenta escuelas atienden las pautas culturales de las etnias que corresponden en cada uno de los casos. En ellas los maestros formoseños siguen enseñando y también aprendiendo con sus alumnos.
El crecimiento llegó en 1985 con la apertura de cuatro Centros Educativos de Nivel Medio ubicados en Formosa, El Potrillo, Ingeniero juárez y General Mosconi, a los que se imprimió una respuesta diferente según las necesidades de cada comunidad y a la vez se ofrecieron propuestas a una juventud que necesitaba ser atendida con justeza, en un trato igualitario para poder asumir juntos el rescate y la defensa de valores que nunca se deben perder.
Posteriormente se inauguró en Ingeniero Juárez un Instituto de Nivel Superior para preparar a profesores para la enseñanza primaria de la modalidad, toda una realidad muy esperada por los Wichis, los Pilagás y los Tobas.

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